Proclama libertaria "Acciòn Directa choripanera "

Hemos decidido el uso de la acción directa libertaria, el ejercicio de la violencia verbal contra el sistema y sus medios masivos de estupidización, convencidos de que esa herramienta en manos de los explotados es justicia libertaria.

Por acción directa entendemos la palabra procaz, infamante, vulgar, insultante, calumniosa, indecente con el violento fin de la denuncia, pero no la denuncia boluda de TV botona contra choros de poca monta o palurdos de tercera que tratan de hacerse una tajada de lo que queda, sino la denuncia al robo que el propio sistema significa, la denuncia de la apropiación, del lucro, de la propiedad y la esclavitud del trabajo asalariado, de la propia lógica del sistema, del robo que significa trabajar para otro a cambio de un salario para comprar las cosas que otros producen a cambio de otro salario miserable, cuando al fin y al cabo nada debería faltarle a nadie. La denuncia violenta a la servidumbre que todo tipo de poder y sujeción de los hombres a los hombres significan.

Medios masivos, desarrollistas urbanos, sojeros, banqueros, usureros y financistas varios, terratenientes, curas y pastores, políticos, inmobiliarias, call centers, industria de la moda, apropiadores de cuerpos y conciencias temblad, el choripan libertario les hará salir fuego por el orto con su chimichurri justiciero.

Nos infiltraremos en cada grieta del poder dejando nuestro mensaje en la oscuridad al alcance de todos los que puedan leerlo. Ahí cerca que baste con solo baste estirar la mano para dar un mordiscón de sochori anarca y revancha popular.

Nuevas épocas nos reclaman, no cesaremos en la intervención de resistencia
comunicacional urbana que hoy empezamos.

¡ni dios, ni patria ni ley!

domingo, 27 de marzo de 2011

Buenaventura Durruti: Recuperando lo despojado

La vida de Durruti fue eso, recuperar para todos lo que unos pocos acapararon.
Pistola en mano hizo bancos en españa, francia y argentina hasta que el golpe de estado de la iglesia, los milicos y los terratenientes españoles lo obligaron a ponerse al frente de sus camaradas para hacer la revolución. 
En 1936 Los anarquistas españoles se nucleaban en la Federación Anarquista Ibérica, que llegó a tener 1.500.000 afiliados. Armados de palos y zapas desalojaron curas, milicos y terratenientes en Aragón y Cataluña, colectivizaron pueblos y municipios, abolieron el dinero y la propiedad privada hasta que el PC hizo de las suyas, pero esa es otra historia.
Durruti partió de Barcelona acompañado por 4.000 camaradas. Un verdadero ejército fantasmal, compuesto de andrajosos, desclasados, campesinos analfabetos, trabajadores, vestidos en harapos, mamelucos de trabajo y prácticamente sin armas, donde todas las decisiones se tomaban por votación.

A medida que avanzaban quilómetros caminando en cada pueblo se le sumaban más y más compañeros dispuestos a morir por poder vivir sin dios, patria ni rey, sin estado ni patrón.
Murió con las armas en la mano, una bala artera atravesó ese corazón de hierro.

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